En el cuento que da título a la presente obra, el narrador —ese hombre que fue hijo de Dios— dice: «Le confesé que por momentos me sentía hablando solo… Ya no me sentía un elegido… Y a mis palabras les seguía un silencio de sepulcro, de hombre que se ha perdido solo en medio de la niebla y se pregunta cómo diablos ha llegado a estar allí».
Este libro reúne textos de Federico Temperley (1979-2009), seleccionados entre archivos digitales y manuscritos. Si bien se trata de trabajos que aún no habían llegado a una instancia de edición acabada, claramente fueron revisados y pulidos por el autor. Este es uno de los motivos que impulsaron esta necesaria publicación.
Estos relatos no habían encontrado eco hasta este momento, en el que nuevos lectores abren y recorren las páginas de este libro y dejan salir, en busca de su destino, las palabras de Federico Temperley.
Federico “el Chino” Temperley nació en Buenos Aires el 3 de octubre de 1979. Vivió treinta años disfrutando de las cosas más simples de la vida, sin darse cuenta de las huellas que fue dejando antes de partir, el 3 de diciembre de 2009.
Estudió Ciencias de la Educación con una marcada vocación. Desde chico mostró siempre su pasión por la lectura y la escritura. Esto lo llevó a participar de diversos cursos y talleres, aunque fue durante sus últimos años de vida cuando más se volcó al oficio de escribir. También dedicó su tiempo a la actuación, actividad que desarrollaba a través del teatro vocacional.
Amante de los paisajes, de la música y de las tradiciones del norte de Argentina. Excelente para cultivar amistades. Generoso para las charlas profundas y los saludos con abrazo. Dueño de una sonrisa que —aseguraba— nadie le iba a quitar.