“Imaginen un bosque”, propone la narradora al iniciar un capítulo de Partir piedras, esta novela sugerente que, como el tejido de un telar, transita nudos y tensiones, y en el resultado sorprende por su armonía luminosa. En todo su recorrido, Paula nos lleva por espacios tan diversos como encantadores, una colección privada de escenas donde la protagonista es también una testigo sutil que descifra los comportamientos de personajes originales, auténticos y cercanos. Novela de autoficción estructurada en dos partes. En la primera, las reminiscencias de los tiempos en París desde la mirada de una niña de cuatro años, de los viajes (en transatlántico o en el pequeño auto familiar atestado de amigos); del taller de la pintora y, entre otras, de la figura de la madre, central para la hija, “siempre atenta a sus señales implícitas” (“me gustaba verla así, de perfil, cuando manejaba”), su presencia indispensable.
En la segunda parte resulta cautivante el hallazgo del amor y el proyecto singular que conduce a la pareja hacia un cambio total de direccionalidad. Allí se luce la autora en su abordaje a sucesos en los que la protagonista inaugura la adultez. “Mi mamá cuando narra encuentra el alma en todas las cosas”, leemos en el prólogo de Juli, hija de Paula, que acompaña el “temblor” con sus ilustraciones. Paula Saporiti traduce la realidad, recorta acontecimientos y los dispone como en un juego de fotogramas impregnados de arte, de gran fuerza sutileza. La narración fluye en la gracia de intuiciones, en la calma sobre la que sobrevuelan tormentas refrenadas con delicadeza, tensiones que serevelan en mínimas perturbaciones, en silencios que hablan. El sentido que atraviesa esta novela se confirma al final en el rescate amoroso que realiza la narradora de la voz iniciática de la madre. Este es un libro para leer sin apuro, degustándolo, para que dure.
Alicia Lennard
Paula Saporiti nació en Buenos Aires, en 1963. Se recibió como psicopedagoga, pero siempre estuvo vinculada a la literatura: cursó un bachillerato francés con orientación literaria, pasó un tiempo por la Facultad de Filosofía y Letras y por el Profesorado de Literatura. Si bien nunca conoció a su abuelo escritor, siente que, a partir de su influencia, ella se acercó a las letras. Pasó un tiempo de su niñez en París, luego vivió en Buenos Aires, hasta que se casó y se fue a vivir al campo, en Suipacha, donde junto con su familia lleva adelante un proyecto de elaboración de quesos especiales. Desde hace más de diez años participa en el taller de escritura creativa El Puente, de Alicia Lennard, en Mercedes. Partir piedras es su primera publicación.