Un gesto advertido por azar en un transporte público —dos chicas uniendo sus pulgares para competir por la pestaña de la suerte— desata en Sara la evocación de ese mismo juego repetido a lo largo de su vida. Es el punto de partida para que, paradójicamente, la protagonista se detenga sobre aquello que, aún desprendido, sigue haciéndose sentir. Los nadies de la luna nos invita a componer o recomponer una constelación de retazos dispersos hechos de recuerdos, asociaciones, intertextualidades, historias que se abisman.
La operación “rescate y reconstrucción” empieza por la protagonista, una llorona profesional de entierros ajenos, quien, a causa de una singular patología, deberá reunir lo que su cuerpo va dejando en el camino. Los nadies de la luna está hecha de destrezas narrativas; su autor es hábil para componer a contrahílo sobre la superficie del relato. Un toque de absurdo bisela los bordes y desvía el sentido. El humor y la ironía provocan. Sin embargo, un regusto íntimo y poético decanta cuando menos lo espera el lector. Los personajes de esta novela gravitan en torno a la protagonista formando pares de relaciones simétricas y asimétricas a la vez. El poder y la hermandad, lo posible y lo imposible, se cruzan y sacan chispas. Como las palabras. El lenguaje llega lejos de la mano de Nicolás Lavagnino. Quizás hasta la luna.
Bea Lunazzi
Nicolás Lavagnino nació en Buenos Aires, en 1974. Es filósofo y estudió historia. Quizás por ello ejerce la docencia e investiga en filosofía de la historia sobre problemas vinculados al lenguaje, la interpretación y la ficción. Esos mismos problemas e intereses atraviesan su escritura narrativa. Ha publicado los libros de relatos Laberintos verticales (2019) y La comedia sueca (2020), ambos por Metrópolis Libros. Esta es su primera novela.