Con humor y frescura, Santillan explora en Flanders el malestar en el matrimonio hoy a través de la mirada de un personaje ordinario —ni enteramente conformista ni rebelde—, ubicado justo en ese momento de la vida en que las demandas y expectativas laborales, sexuales, conyugales y familiares entran en conflicto. El tema es uno de los preferidos de la conversación social actual y también de la novela contemporánea. Está en La uruguaya de Mairal, en la narrativa de Houellebecq. Pero Santillan lo encara sin estridencias, con un lenguaje fresco y lejos de toda afectación, a través de un libro que invita a su lector a pensar divirtiéndose. Santillan sabe que se pueden tratar grandes temas en tonos menores. Eso es Flanders, una novela que tiene la ligereza y la profundidad de las grandes comedias románticas del cine.
Karina Galperín
Protagonizada por un catcher de los campos de golf del costado de la Panamericana, Flanders es muchas cosas a la vez: una novela picaresca sobre la masculinidad sensible, la historia de un hombre que hace lo que puede para lidiar con el deseo y el deber, un blues del patriciado argentino y el manifiesto de otra generación perdida, la que creció en los noventa y quedó pedaleando en medio del salto de la vida analógica a la vida digital. Entre Cheever y Woody Allen, Santillan escribió una novela de aprendizaje tardío que es también una arenga irónica y sentimental y un relato que entretiene y conmueve con el desajuste existencial.
Santiago Llach
Fernando Santillan nació en Buenos Aires, en 1975. Formado en los talleres de Santiago Llach y Pedro Mairal, desde 2011 escribe principalmente sobre libros en 750aretiro.blogspot.com. Está casado, tiene tres hijas y vive en Buenos Aires. Licenciado en Ciencia Política (UBA) y magíster en Historia (UTDT), trabajó en áreas
de comunicación, asuntos institucionales y políticas públicas. Flanders es su primera novela.