«Claro que sí, era tiempo de simplemente admirar el vuelo.»
Volar: moverse por el aire, sosteniéndose con las alas. Despegarse de la tierra; acercarse al cielo. Volar: una cualidad restringida a los seres humanos, salvo que sea por medios mecánicos.
En El vuelo de las golondrinas, volar es una metáfora constante. Revela un recorrido repleto de momentos, personas, recuerdos y viajes. Un recorrido atravesado también por el dolor y en el cual la palabra es el motor para lo creativo y para lo vital.
Diarios, poemas, anécdotas y reflexiones se expanden en este vuelo que, como el de las golondrinas, eternas migrantes, desconoce límites.
Cecilia Muñoz
Me llamo Rosario Costa, nací en San Isidro (provincia de Buenos Aires), pero soy de alma linqueña y algo tana. Una vez me dijeron que soy versátil, es cierto, tengo muchas caras y ya no me esfuerzo por elegir alguna.
Viajo desde que tengo memoria, y eso me genera una sensación de entre familiaridad y asombro increíble. Disfruto de las cosas simples: el sol, el mar, un mate, una buena charla y las noches de luna llena.
Escribo para atesorar los pequeños instantes de la vida.
En la actualidad vivo en Europa, desde donde puedo combinar mis pasiones, viajar y escribir.
El vuelo de las golondrinas es mi primer libro, y es testigo de mi recorrido.